jueves, 6 de agosto de 2015

EL LIBRO DE LA VIDA

GNOSIS
EL LIBRO DE LA VIDA
Por: samael aun weor

Una persona es lo que es su vida.
Eso que continúa más allá de la muerte, es la vida.

Este es el significado del libro de la vida que se abre con la muerte.

Mirada esta cuestión desde un punto de vista estrictamente psicológico, un día cualquiera de nuestra vida, es realmente una pequeña réplica de la totalidad de la vida.

De todo esto podemos inferir lo siguiente:

Si un hombre no trabaja sobre sí mismo hoy, no cambiará nunca.

Cuando se afirma que se quiere trabajar sobre sí mismo, y no se trabaja hoy aplazando para mañana, tal afirmación será un simple proyecto y nada más, porque en el hoy está la réplica de toda nuestra vida.

Existe por ahí un dicho vulgar que dice: "No dejéis para mañana lo que se puede hacer hoy mismo".

Si un hombre dice: "Trabajaré sobre mí mismo, mañana", nunca trabajará sobre sí mismo, por que siempre habrá un mañana.

Esto es muy similar a cierto aviso, anuncio o letrero que algunos comerciantes ponen en sus tiendas: "hoy no fío, mañana si".

Cuando algún necesitado llega a solicitar crédito, topa con el terrible aviso, y si vuelve al otro día, encuentra otra vez el desdichado anuncio o letrero.

Esto es lo que se llama en sicología la "enfermedad del mañana".

Mientras un hombre diga "mañana", nunca cambiará.

Necesitamos con urgencia máxima, inaplazable, trabajar sobre sí mismo hoy, no soñar perezosamente en un futuro o en una oportunidad extraordinaria.

Esos que dicen: "Voy antes a hacer esto o aquello y luego trabajaré", jamás trabajarán sobre sí mismos, esos son los moradores de la tierra mencionados en las Sagradas Escrituras.

Conocí a un poderoso terrateniente que decía:
"Necesito primero redondearme y luego trabajar sobre Mí Mismo".

Cuando enfermó de muerte le visité, entonces le hice la siguiente pregunta: "¿Todavía queréis redondearte?" "Lamento de verdad haber perdido el tiempo", me respondió.

Días después murió, después de haber reconocido su error.

Aquel hombre tenía muchas tierras, pero quería adueñarse de las propiedades vecinas, "redondearse", a fin de que su hacienda quedase exactamente limitada por cuatro caminos.

"¡Basta a cada día su afán!", dijo el Gran KABIR JESÚS.

Auto-observarnos hoy mismo, en lo tocante al día siempre recurrente, miniatura de nuestra vida entera.

Cuando un hombre comienza a trabajar sobre sí mismo, hoy mismo cuando observa sus disgustos y penas, marcha por el camino del éxito.

No sería posible eliminar lo que no conocemos.

Debemos observar antes nuestros propios errores.

Necesitamos no sólo conocer nuestro día, sino también la relación, con el mismo.

Hay cierto día ordinario que cada persona experimenta directamente, excepto los sucesos insólitos, inusitados.

LA RECURRENCIA DIARIA………

Resulta interesante observar la recurrencia diaria, la repetición de palabras y acontecimientos, para cada persona, etc.

Esa repetición o recurrencia de eventos y palabras, merece ser estudiada, nos conduce al auto-conocimiento.

samael aun weor


CRIATURAS MECÁNICAS

GNOSIS
CRIATURAS MECÁNICAS
Por: samael aun weor

De ninguna manera podríamos negar la Ley de Recurrencia procesándose en cada momento de nuestra vida.

Ciertamente en cada día de nuestra existencia, existe repetición de eventos, estados de conciencia, palabra, deseos, pensamientos, voliciones, etc.

Es obvio que cuando uno no se auto-observa, no puede darse cuenta de esta incesante repetición diaria.

Resulta evidente que quien no siente interés alguno por observarse a sí mismo, tampoco desea trabajar para lograr una verdadera transformación radical.

Para colmo de los colmos hay gentes que quieren transformarse sin trabajar sobre sí mismos.

No negamos el hecho de que cada cual tiene derecho a la real felicidad del espíritu, más también es cierto, que la felicidad sería algo más que imposible si no trabajamos sobre sí mismos.

Uno puede cambiar íntimamente, cuando de verdad consigue modificar sus reacciones ante los diversos hechos que le sobrevienen diariamente.

Empero no podríamos modificar nuestra forma de reaccionar ante los hechos de la vida práctica, sino trabajáramos seriamente sobre sí mismos.

Necesitamos cambiar nuestra manera de pensar, ser menos negligentes, volvemos más serios y tomar la vida en forma diferente, en su sentido real y práctico.

Empero, si continuamos así tal como estamos, comportándonos en la misma forma todos los días, repitiendo los mismos errores, con la misma negligencia de siempre, cualquier posibilidad de cambio quedará de hecho eliminada.

Si uno de verdad quiere llegar a conocerse a sí mismo, debe empezar por observar su propia conducta, ante los sucesos de cualquier día de la vida.

No queremos decir con esto que no deba uno observarse a sí mismo diariamente, sólo queremos afirmar que se debe empezar por observar un primer día.

En todo debe haber un comienzo, y empezar por observar nuestra conducta en cualquier día de nuestra vida, es un buen comienzo.

Observar nuestras reacciones mecánicas ante todos esos pequeños detalles de alcoba, hogar, comedor, casa, calle, trabajo, etc., etc., etc., lo que uno dice, siente y piensa, es ciertamente lo más indicado.

Lo importante es ver luego como o de que manera puede uno cambiar esas reacciones; empero, si creemos que somos buenas personas, que nunca nos comportamos en forma inconsciente y equivocada, nunca cambiaremos.

Ante todo necesitamos comprender que somos personas-máquinas, simples marionetas controladas por agentes secretos, por Yoes ocultos.

Dentro de nuestra persona viven muchas personas, nunca somos idénticos; a veces se manifiesta en nosotros una persona mezquina, otras veces una persona irritable, en cualquier otro instante una persona espléndida, benevolente, mas tarde una persona escandalosa o calumniadora, después un santo, luego un embustero, etc.

Tenemos gente de toda clase dentro de cada uno de nosotros, Yoes de toda especie. Nuestra personalidad no es más que una marioneta, un muñeco parlante, algo mecánico.

Empecemos por comportamos conscientemente durante una pequeña parte del día; necesitamos dejar de ser simples máquinas aunque sea durante por breves minutos diarios, esto influirá decisivamente sobre nuestra existencia.

Cuando nos Auto-Observamos y no hacemos lo que tal o cual Yo quiere, es claro que empezamos a dejar de ser máquinas.

Un sólo momento, en que se está bastante consciente, como para dejar de ser máquina, si se hace voluntariamente, suele modificar radicalmente muchas circunstancias desagradables.

Desgraciadamente vivimos diariamente una vida mecanicista, rutinaria, absurda. Repetimos sucesos, nuestros hábitos son los mismos, nunca hemos querido modificarlos, son el carril mecánico por donde circula el tren de nuestra miserable existencia, empero, pensamos de nosotros lo mejor...

Por donde quiera abundan los "MITÓMANOS", los que se creen Dioses; criaturas mecánicas, rutinarias, personajes del lodo de la tierra, míseros muñecos movidos por diversos Yoes; gentes así no trabajarán sobre sí mismos...

samael aun weor


RETORNO Y RECURRENCIA

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RETORNO Y RECURRENCIA
Por: samael aun weor

Un hombre es lo que es su vida, si un hombre no modifica nada dentro de sí mismo, si no transforma radicalmente su vida, si no trabaja sobre sí mismo, está perdiendo su tiempo miserablemente.

La muerte es el regreso al comienzo mismo de su vida con la posibilidad de repetirla nuevamente.

Mucho se ha dicho en la literatura Seudo-Esotérica y Seudo-Ocultista, sobre el tema de las vidas sucesivas, mejor es que nos ocupemos de las existencias sucesivas.

La vida de cada uno de nos con todos sus tiempos es siempre la misma repitiéndose de existencia en existencia, a través de los innumerables siglos.

Incuestionablemente continuamos en la simiente de nuestros descendientes; esto es algo que ya está demostrado.

La vida de cada uno de nos en particular, es una película viviente que al morir nos llevamos a la eternidad.

Cada uno de nos se lleva su película y la vuelve a traer para proyectarla otra vez en la pantalla de una nueva existencia.

La repetición de dramas, comedias y tragedias, es un axioma fundamental de la Ley de Recurrencia.

En cada nueva existencia se repiten siempre las mismas circunstancias. Los actores de tales escenas siempre repetidas, son esas gentes que viven dentro de nuestro interior, los "Yoes".

Si desintegramos esos actores, esos "Yoes" que originan las siempre repetidas escenas de nuestra vida, entonces la repetición de tales circunstancias se haría algo más que imposible.

Obviamente sin actores no puede haber escenas; esto es algo irrebatible, irrefutable.

Así es como podemos libertarnos de las Leyes de Retorno y Recurrencia; así podemos hacernos libres de verdad.

Obviamente cada uno de los personajes (Yoes), que en nuestro interior llevamos, repite de existencia en existencia su mismo papel; si lo desintegramos, si el actor muere el papel concluye.

Reflexionando seriamente sobre la Ley de Recurrencia o repetición de escenas en cada Retorno, descubrimos por auto-observación íntima, los resortes secretos de esta cuestión.

Si en la pasada existencia a la edad de veinticinco (25) años, tuvimos una aventura amorosa es Indubitable que el "Yo" de tal compromiso buscara a la dama de sus ensueños a los veinticinco (25) años de la nueva existencia.

Si la dama en cuestión entonces sólo tenía quince (15) años, el "Yo" de tal aventura buscará a su amado en la nueva existencia a la misma edad justa.

Resulta claro comprender que los dos "Yoes" tanto el de él como el de ella, se busquen telepáticamente y se reencuentren nuevamente para repetir la misma aventura amorosa de la pasada existencia...

Dos enemigos que a muerte pelearon en la pasada existencia, se buscarán otra vez en la nueva existencia para repetir su tragedia a la edad correspondiente.

Si dos personas tuvieron un pleito por bienes raíces a la edad de cuarenta (40) años en la pasada existencia, a la misma edad se buscaran telepáticamente en la nueva existencia para repetir lo mismo.

Dentro de cada uno de nosotros viven muchas gentes llenas de compromisos; eso es irrefutable.

Un ladrón carga en su interior una cueva de ladrones con diversos compromisos delictuosos. El asesino lleva dentro de sí mismo un "club" de asesinos y el lujurioso porta en su psiquis una "Casa de Citas".

Lo grave de todo esto es que el intelecto ignora la existencia de tales gentes o "Yoes" dentro de sí mismo y de tales compromisos que fatalmente se van cumpliendo.

Todos estos compromisos de los Yoes que dentro de nosotros moran, se suceden por debajo de nuestra razón.

Son hechos que ignoramos, cosas que nos sucedían, acontecimientos que se procesan en el subconsciente e inconsciente.

Con justa, razón se nos ha dicho que todo nos sucede, como cuando llueve o como cuando truena.

Realmente tenemos la ilusión de hacer, empero nada hacemos, nos sucede, esto es fatal, mecánico...

Nuestra personalidad es tan sólo el instrumento de distintas gentes (Yoes), mediante la cual cada una de esas gentes (Yoes), cumple sus compromisos.

Por debajo de nuestra capacidad cognoscitiva suceden muchas cosas, desgraciadamente ignoramos lo que por debajo de nuestra pobre razón sucede.

Nos creemos sabios cuando en verdad ni siquiera sabemos que no sabemos. Somos míseros leños, arrastrados por las embravecidas olas del mar de la existencia.

Salir de esta desgracia, de esta inconsciencia, del estado tan lamentable en que nos encontramos, sólo es posible muriendo en sí mismos...

¿Cómo podríamos despertar sin morir previamente?. ¡Sólo con la muerte adviene lo nuevo! Si el germen no muere la planta no nace.

Quien despierta de verdad adquiere por tal motivo plena objetividad de su conciencia, iluminación auténtica, felicidad...

samael aun weor